Lo que pocas personas saben es que el calor excesivo modifica la percepción del vino. Aumenta la volatilidad del alcohol, esconde los aromas frutales y puede exagerar los taninos. Pero la solución es tan sencilla como efectiva: coloca tu vino tinto en la refrigeradora por unos 15 a 20 minutos antes de servirlo. Ese pequeño cambio en temperatura le permite al vino expresarse mejor —aparecen las frutas, se suavizan los bordes, y el equilibrio entre cuerpo, acidez y alcohol se restablece.

¿Y a qué temperatura debe estar el vino?
Aquí una guía rápida para disfrutarlo como se debe, incluso en climas cálidos como el nuestro:
🍷 Tintos ligeros (Pinot Noir, Gamay): 14–16°C
🍷 Tintos con cuerpo (Cabernet Sauvignon, Syrah, Malbec): 16–18°C
🥂 Blancos, rosados y espumosos: 8–12°C

Un vino ligeramente frío se siente más fresco, limpio en boca y con mejor estructura. Esto no significa que debas servirlo helado, solo refrescarlo lo suficiente para mejorar su expresión.

Prueba en casa y nota la diferencia
Te proponemos un pequeño experimento: abre una botella de vino tinto, sirve una copa a temperatura ambiente y otra después de enfriar el vino durante 20 minutos. Huélelas, pruébalas y compara. Notarás cómo los aromas y sabores cambian, volviéndose más agradables y armónicos. Esta es una técnica que recomendamos en nuestras clases y talleres, y siempre sorprende a los participantes.
El vino está hecho para disfrutarse, no para sufrirlo. Adaptar su servicio a nuestro clima es una forma sencilla de acercarnos a él con respeto y curiosidad.
Y lo mejor: no necesitas ser experto para hacerlo bien. Solo hace falta prestar atención a los detalles como la temperatura.